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Chazki, la startup peruana que está revolucionando la logística última milla en América Latina

Con un crecimiento de ingresos superior al 60% este año, Chazki se prepara para más que triplicar su presencia territorial en los próximos tres años. Su estrategia combina expansión regional, desarrollo tecnológico propio y un fuerte foco en la retención de clientes.

En un archivo de Excel, la startup de origen peruano guarda el registro completo de cada pitch realizado ante potenciales inversionistas desde su fundación, en 2015. No son pocos. En una década de historia, la compañía especializada en logística para ecommerce ha conversado con más de 160 inversionistas y, como suele ocurrir en el ecosistema emprendedor, la mayoría de las respuestas fueron negativas. “Nos han dicho que no 150 veces”, recuerda Gonzalo Begazo, cofundador y CEO de la empresa.

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El ejecutivo admite que esos rechazos no fueron fáciles al inicio. La empresa crecía de forma sostenida, con una propuesta que buscaba resolver los desafíos estructurales de la última milla en la región, y él contaba con una sólida trayectoria profesional tras haber trabajado en compañías como Google, Microsoft y el Grupo AJE. “Yo pensaba: ‘¿Cuál es el problema? Mi compañía está creciendo y yo tengo ese background que me puede ayudar a gestionar adecuadamente mi empresa’. Ahí empecé a entender que hay inversionistas que simplemente tienen una tesis distinta, que están en un momento distinto, y empecé a generar más resistencia a esa negativa”, explica.

Hoy, sin embargo, la búsqueda de capital ya no es una preocupación central. Aquella startup que nació entre las aulas de la Universidad San Pablo de Arequipa y el departamento de Ernesto Cuadros —también cofundador—, con apenas cinco colaboradores, se ha transformado en lo que Begazo define como una “micromultinacional”. Chazki cuenta actualmente con 250 colaboradores, opera en 50 ciudades de ocho países de América Latina y ofrece servicios de primera, segunda y última milla, además de soluciones de software bajo el modelo SaaS.

Su operación se apoya en un esquema de economía colaborativa —sin flota propia— y atiende a más de 200 clientes corporativos, de los cuales cerca de 100 son líderes en sus respectivos mercados. Entre ellos figuran compañías regionales y globales como Mercado Libre, Falabella, Grupo Coppel o Unilever. “Ahora tenemos múltiples productos. Contamos con una mayor complejidad desde la perspectiva organizacional y para cumplir con los objetivos y seguir moviéndonos”, señala Begazo. No en vano, la firma es conocida popularmente como “el Uber de la logística”.

A pesar de su tamaño, el CEO insiste en que Chazki sigue siendo una startup. La razón: su ritmo de crecimiento. Este año, la empresa proyecta un aumento de ingresos superior al 60%. “Todavía el negocio va más rápido que el proceso de administración y, para ello, debemos tener una organización altamente ágil. No siento que Chazki esté burocratizada”, afirma.

Cuando la compañía dio sus primeros pasos, el ecommerce recién comenzaba a consolidarse en la región y la infraestructura logística era insuficiente para absorber el volumen de envíos. De hecho, las entregas podían tardar hasta una semana. “Cuando hablé con las empresas de la industria, veían el negocio como una locura”, recuerda Begazo. Ese vacío permitió a Chazki posicionarse como pionera. Hoy, aunque el mercado es más competitivo, la compañía considera que su plataforma regional y su enfoque en clientes multinacionales siguen siendo una ventaja diferencial. “Ahora tenemos más competencia, pero tenemos la oportunidad de ser una plataforma regional que nadie más tiene. Eso es atractivo para el cliente corporativo o la multinacional latina”.

Uno de los aprendizajes clave llegó hace cinco años, cuando entendieron que retener clientes era más relevante que solo captar nuevos. Actualmente, más del 80% del crecimiento de la empresa proviene de clientes existentes. Parte de esa fidelización se apoya en el desarrollo tecnológico propio, al que ya han destinado alrededor de US$ 2,9 millones. “Tenemos un motor que permite generar rutas eficientes, con algoritmos complejos que entienden el número de pedidos, su tamaño, el espacio en los vehículos o las distancias y tiempo. También una app que llevan los mensajeros —a quienes llaman chaskis— y que nos permite hacer un seguimiento a través de GPS y decir si el pedido se entregó o no”, explica el CEO.

A ello se suma una plataforma de dashboards con métricas en tiempo real para los clientes y un centro de monitoreo —la llamada “torre de control”— ubicado en Medellín, desde donde se supervisa toda la operación regional.

Actualmente, Chazki gestiona alrededor de 150.000 paquetes diarios, lo que equivale a unos 100 envíos por minuto. Además, emplea inteligencia artificial para predecir ubicaciones a partir de datos no estructurados, una solución especialmente relevante en ciudades como Lima, donde las direcciones suelen ser imprecisas. “Tratamos de que nuestra plataforma se integre con las de los clientes, ya sean Shopify, Vtex u otras. De esa manera la data fluye de ida y vuelta”, agrega Begazo.

Foco en la rentabilidad

La evolución de la compañía también ha implicado un cambio de mentalidad financiera. Tras su última ronda de inversión, en 2021, Chazki dejó de priorizar el crecimiento a cualquier costo y pasó a enfocarse en la rentabilidad. Esta decisión se dio en un contexto de contracción del capital de riesgo en la región: las inversiones pasaron de US$ 16.000 millones en 2021 a US$ 7.900 millones en 2022 y US$ 4.000 millones en 2023, según la Asociación Latinoamericana de Private Equity y Venture Capital (Lavca).

“Cuando las tasas de interés de Estados Unidos subieron, el capital emprendedor se secó y los fondos de capital de riesgo dejaron de dar dinero solo porque tenías crecimiento y empezaron a pedir rentabilidad. A partir de ese momento entramos en un enfoque bajo el cual nuestra unit economic sea siempre positiva y nos llevó a que, tras un proceso arduo, lográramos tener ebitda hace un par de años”, explica Begazo.

De cara al futuro, la compañía apunta a consolidar su operación en los mercados donde ya está presente y alcanzar las 190 ciudades hacia 2028. “Queremos consolidar nuestra presencia. En México ya estamos en 25 ciudades y en Argentina estamos distribuyendo en todo el país. En Perú operamos desde este año en seis ciudades: Lima, Trujillo, Arequipa, Chiclayo, Piura y Huancayo”, detalla.

Otro eje de crecimiento es el servicio de lockers inteligentes, que ya opera en México con 150 unidades y que planea expandirse a otros países. Estos casilleros permiten reducir costos logísticos y la huella de carbono al asegurar que las entregas se realicen en un solo intento. “Algunos clientes no están cuando se hace el envío y piden hasta un tercer viaje y cada uno de ellos supone un gasto de combustible importante. El locker se asegura de que el 100% de las entregas se van a hacer en un solo intento”, explica el CEO.

En cuanto a la electromovilidad, Begazo reconoce su potencial, aunque también sus limitaciones actuales en la región. “Nosotros no somos los dueños de los vehículos, aunque podemos incentivar su compra. Es algo complicado de controlar. Donde estamos enfocados ahora es en los lockers”, señala, aunque destaca que ya cuentan con algunos vehículos eléctricos afiliados en Chile.

Finalmente, el ejecutivo proyecta un futuro marcado por el auge del comercio electrónico transfronterizo, impulsado por gigantes como Amazon, Temu, Shein o AliExpress. “El crossborder ecommerce es una fuerza muy interesante”, afirma. En su visión, pronto será habitual comprar desde Perú en tiendas de cualquier parte del mundo y recibir los productos en pocos días. Y, probablemente, esos envíos lleguen a través de un chazki.

Franco Bravo Tejeda
Franco Bravo Tejeda
Editor de EcommerceNews y PR Manager Cámara Peruana de Comercio Electrónico (CAPECE). Cuando no escribe contenido asombroso, Franco está leyendo lo último en marketing digital, comercio electrónico y tendencias de redes sociales. Obsesionado por el manga, arte y el metal. Alimentado por café, da riendas sueltas a la creatividad.

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