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Desafíos de la logística de última milla en Perú ¿Qué retos todavia falta solucionar?

Por años, la logística en Perú ha sido vista como un eslabón puramente operativo. Hoy, sin embargo, se ha transformado en un pilar estratégico que impacta de forma directa en la competitividad del país, la experiencia de cliente y el crecimiento económico. Impulsado por el comercio electrónico y la llegada de gigantes internacionales, el sector enfrenta una presión sin precedentes para modernizarse, adaptarse y escalar.

Un mercado robusto, pero con bases frágiles

Según datos de Capece, El mercado logístico ecommerce en Perú alcanzó un valor estimado de US$ 332 millones en 2024. Para Matías Chocano, subgerente de distribución de Entrégalo.pe, este crecimiento se apoya en la expansión del comercio electrónico, la entrada en operación del puerto de Chancay y la evolución de sectores como el agroindustrial y farmacéutico. “Además, nos convertimos en el principal hub en Sudamérica para las exportaciones e importaciones entre China y la región”, precisó.

A pesar de estas cifras alentadoras, la base estructural sigue mostrando grietas profundas. Las deficiencias en infraestructura vial, la fragmentación urbana y la falta de políticas públicas coherentes son factores que frenan el verdadero despegue logístico.

El reto de la última milla: entre la velocidad y la sostenibilidad

La última milla es, sin duda, la etapa más crítica y costosa de toda la cadena logística. Juan José García, gerente de logística e-commerce del Grupo Falabella, explicó que los consumidores peruanos, especialmente en Lima, exigen cada vez más opciones rápidas, pero no siempre están dispuestos a asumir el costo. “El cliente quiere velocidad, pero no necesariamente quiere pagar por ella. Por eso el retiro en tienda, o click-and-collect, se ha convertido en la opción más elegida, alcanzando el 70% de las entregas en eventos como el Cyber”, detalló

Por su parte, Pepe Ríos, gerente general de Sharf, enfatizó que el «same day» y los envíos express muestran un crecimiento acelerado, pero podrían tener un punto de inflexión. «Lo que hemos visto en otros países es que, con el tiempo, los consumidores valoran más la precisión horaria que la velocidad extrema. Estoy convencido de que en Perú pasará lo mismo en los próximos cinco o seis años», señaló.

En provincias, ya se ha visto ese comportamiento. Daniel Mamani, gerente general de Shalom, explicó que fuera de Lima los consumidores son mucho más tolerantes con los plazos de entrega y están acostumbrados a esperar hasta tres o cuatro días. “En ciudades como Arequipa o Cusco, la expectativa no es la inmediatez, sino la confiabilidad. Por ello, en algunas regiones del país hemos visto un crecimiento significativo en la venta online, especialmente en el sur del país”, afirmó.

Infraestructura y vialidad: los cuellos de botella históricos

Uno de los principales desafíos identificados por todos los actores es la infraestructura vial. Chocano advirtió que “no hay pistas o calles que no tengan huecos; eso reduce la capacidad de entrega en un 20% a 25% y aumenta los tiempos de distribución”.

Además, la congestión vehicular en Lima se ha convertido en un problema crónico. La ciudad ha pasado de tener un «rush hour» definido a vivir en un estado permanente de tráfico, lo que impide planificar rutas eficientes y encarece significativamente los costos de última milla.

En regiones, la situación es aún más compleja. Ríos comentó que mientras el norte cuenta con mejores carreteras, el sur, que alberga ciudades clave como Arequipa y Cusco, presenta rutas más complicadas, con pasos de montaña y vías con baja capacidad. “Esto impacta directamente en el costo logístico y en la velocidad de las entregas”, aseguró.

Lee también: La cadena de frío: el elemento clave para el e-commerce en Perú y América Latina

El factor humano: talento, seguridad y formalización

La falta de talento especializado es otra barrera crítica. Para Anderson Vásquez, director de Olva Courier, explicó que la logística no resulta atractiva para las generaciones más jóvenes. “La edad promedio de un conductor de reparto es de 55 años. En diez años, muchos se jubilarán y no hay un plan claro para atraer reemplazos. Necesitamos trabajar en programas para que la logística sea vista como una industria innovadora y atractiva”, enfatizó.

A esto se suma la informalidad. Mamani advirtió que “muchas instituciones estatales todavía no entienden el e-commerce y la logística digital. Esto dificulta la formalización de empresas y limita su crecimiento sostenido”.

La seguridad también es un reto creciente. Chocano señaló que el auge de la inseguridad ciudadana, con casos de extorsiones y robos a transportistas, encarece las operaciones y pone en riesgo a los colaboradores

Tecnología y sostenibilidad: el futuro ya llegó, pero no para todos

La adopción tecnológica se ha convertido en un factor determinante para competir. En Falabella, más del 50% de los clientes revisa activamente el estado de sus pedidos, lo que ha obligado a implementar sistemas avanzados de trazabilidad y notificaciones en tiempo real. En Shalom, el uso de aplicaciones móviles creció de un 20% a un 45% en un solo año, mostrando un cambio de hábito acelerado en los consumidores.

El avance hacia la automatización y el uso de IA para optimizar rutas y procesos también es un pilar clave. “La inteligencia artificial permite crear rutas más óptimas, reducir costos y mejorar la experiencia de entrega”, subrayó Chocano.

En cuanto a sostenibilidad, las expectativas del consumidor obligan a replantear modelos. Vásquez recordó que «el 43% de las personas ya prioriza el consumo de servicios ecológicos, pero siempre que el precio siga siendo competitivo». El alto costo de los vehículos eléctricos y la falta de incentivos gubernamentales frenan la masificación de soluciones más limpias. Por eso, muchas empresas optan por alternativas intermedias, como el uso de vehículos a gas o el fomento de puntos de recolección para reducir la huella de carbono.

La descentralización: una oportunidad latente

El crecimiento del e-commerce fuera de Lima ofrece una enorme oportunidad para transformar la logística. En Olva, los envíos a provincias ya representan el 80% del volumen total. En Sharf, se observa un cambio histórico: de un 60% Lima – 40% provincias hace unos años, ahora se alcanzó un 50%-50%, e incluso en algunos meses, provincias superan a Lima.

Ríos considera que “este fenómeno podría llevar a una descentralización económica real, impulsada de manera natural por el consumo regional. Es una oportunidad única para desarrollar hubs locales, microfulfillment centers y redes de última milla que permitan igualar los estándares de servicio de Lima en las principales ciudades del país”.

Conclusión: una transformación pendiente

Perú se encuentra en un momento bisagra para la logística. El boom del e-commerce y la llegada de grandes actores internacionales han puesto a prueba la capacidad del país para responder a la demanda de un consumidor cada vez más informado, exigente y consciente.

La solución no depende solo de operadores o marcas. Como subrayó Vásquez: “La colaboración entre operadores logísticos, marcas y autoridades es fundamental para elevar el estándar del ecosistema. De lo contrario, el crecimiento no será sostenible ni competitivo”.

A la vez, la formalización, el desarrollo de infraestructura, la atracción de talento joven, la adopción tecnológica y la sostenibilidad serán los ejes que definirán el éxito o el estancamiento del sector en los próximos años.

Si bien el camino es desafiante, la oportunidad para consolidarse como un hub logístico en Sudamérica —con Chancay como pieza clave— está al alcance. La pregunta es si el país y sus actores estarán preparados para dar el salto.

Franco Bravo Tejeda
Franco Bravo Tejeda
Editor de EcommerceNews y PR Manager Cámara Peruana de Comercio Electrónico (CAPECE). Cuando no escribe contenido asombroso, Franco está leyendo lo último en marketing digital, comercio electrónico y tendencias de redes sociales. Obsesionado por el manga, arte y el metal. Alimentado por café, da riendas sueltas a la creatividad.

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