- El rápido crecimiento de los pagos digitales en este país sudamericano abre oportunidades para impulsar la inclusión financiera y la formalización de la economía, pero también revela la urgencia de fortalecer los sistemas de prevención de fraude ante el crecimiento sostenido del ecosistema digital.
El proceso de transformación digital del sistema financiero peruano avanza a paso firme. Entre 2019 y 2024, los pagos digitales en el país aumentaron un 884% acumulado, según datos del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Un salto significativo que, si bien evidencia una mayor adopción de tecnología en las transacciones cotidianas, plantea nuevos desafíos en términos de confianza, seguridad y educación financiera.
Pese a los avances, Perú continúa rezagado respecto al promedio regional en términos de inclusión financiera. De acuerdo con estimaciones de Americas Market Intelligence y Mastercard, el 79% de la población latinoamericana tiene acceso a productos financieros básicos. En contraste, el BCRP estima que en el país solo el 57% de los adultos posee una cuenta en el sistema financiero. Si se incluyen las billeteras digitales, la cifra mejora hasta el 67%.

“La digitalización financiera es más que un acceso a servicios bancarios al fomentar la inclusión de sectores tradicionalmente excluidos como mujeres, jóvenes y comunidades rurales. Además, reduce el uso de efectivo, lo que disminuye riesgos y costos operativos”, comenta Federico dos Reis, CEO de INFORM para Latinoamérica.
Desde una perspectiva macroeconómica, la expansión de los pagos digitales también favorece la formalización de la economía al mejorar la trazabilidad de las transacciones y facilitar el recaudo fiscal. “Cuando el dinero circula por canales digitales, se vuelve más difícil de ocultar. Esto no solo impulsa la transparencia, sino que habilita políticas públicas más efectivas”, agrega dos Reis.
Este crecimiento está estrechamente ligado a dos factores clave, como lo son el cambio de hábitos impulsado por la pandemia y la implementación de la interoperabilidad por parte del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) en 2022. A ello se suman los esfuerzos del regulador por promover un sistema de pagos más eficiente, competitivo y moderno.
En esa línea, el Banco Central avanza en tres frentes de trabajo: el fortalecimiento de la infraestructura mediante la futura puesta en marcha de una plataforma de pagos minoristas basada en tecnología desarrollada en India (convenio suscrito con UPI en junio de 2024); la introducción de innovaciones como el primer piloto de dinero digital, en alianza con Bitel (firmado en octubre de 2024); y la adecuación normativa, que incluye el despliegue de acuerdos de nivel de servicio en pagos interoperables y la evaluación de nuevas regulaciones relacionadas a la iniciación de pagos.
No obstante, la digitalización también trae consigo nuevos retos. El aumento en los fraudes informáticos y ciberataques exige un fortalecimiento de las soluciones tecnológicas acorde al ritmo del cambio. “El desafío no es solo digitalizar, sino hacerlo con inteligencia y seguridad. Se requiere anticiparse a los delitos financieros con herramientas basadas en inteligencia artificial híbrida que permitan detectar patrones de riesgo en tiempo real”, advierte el ejecutivo.
En los últimos años han surgido soluciones avanzadas que combinan el análisis predictivo, el aprendizaje automático y la experiencia humana para detectar y responder de inmediato a las amenazas. Estas plataformas —ya utilizadas en banca, telecomunicaciones y seguros— se han convertido en herramientas clave para fortalecer la resiliencia del ecosistema financiero ante la creciente sofisticación del fraude digital.
“La protección inteligente y proactiva ya no es una opción, sino una condición indispensable para construir una economía digital realmente inclusiva. El reto no es solo ampliar el acceso, sino garantizar que sea confiable y seguro”, sostiene dos Reis, agregando que Perú ha iniciado un camino relevante hacia la modernización financiera, pero deberá acelerar su capacidad institucional, tecnológica y educativa si apunta a capitalizar los beneficios de la digitalización sin quedar expuesto a sus riesgos.