En los últimos años, las billeteras digitales se han convertido en la herramienta preferida para realizar pagos electrónicos en América Latina, desplazando progresivamente a las tradicionales tarjetas de débito y crédito. Este cambio responde a la facilidad de uso, accesibilidad y la creciente interoperabilidad entre los sistemas financieros.
De acuerdo con el último Reporte de Estabilidad Financiera del Banco Central de Reserva (BCR), el 71% de los pagos minoristas se realizan a través de billeteras digitales, mientras que el uso de tarjetas de pago ha caído al 14%. Esta tendencia refleja un aumento de 21 puntos porcentuales desde marzo de 2023, cuando aún no se había implementado completamente la estrategia de interoperabilidad del BCR.
Uno de los casos más representativos de este crecimiento es Yape, que cerró el año anterior con más de 14 millones de usuarios activos y transacciones mensuales superiores a 510 millones.
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El avance de las billeteras digitales se ha visto impulsado por la interconectividad entre distintas plataformas de pago, permitiendo una mayor integración entre billeteras, cuentas bancarias, códigos QR y sistemas de compensación electrónica. Según el BCR, el número de transacciones digitales adicionales registradas en marzo de 2025 superó los 176 millones mensuales, lo que demuestra el impacto positivo de la digitalización del dinero en el mercado financiero.
El Indicador de Pagos Digitales (IPD) del BCR reflejó un crecimiento acelerado en los últimos años. En 2024, cada adulto realizó en promedio 442 pagos digitales al año, superando el hito de al menos un pago digital diario por persona. Además, el valor de estas transacciones representa 6.2 veces el Producto Bruto Interno (PBI) del país, con un 3.5 veces destinado a pagos de bajo valor.
El aumento exponencial de los pagos electrónicos demuestra cómo las billeteras digitales han transformado la forma en que las personas gestionan su dinero, ofreciendo una alternativa rápida y eficiente frente a los métodos tradicionales. Con la evolución de la interoperabilidad y la inclusión financiera, el uso de estas herramientas continuará consolidándose como el pilar de las transacciones digitales en la región.