Los micropagos, transacciones inferiores a un dólar que durante décadas han luchado por despegar, podrían estar al borde de revolucionar la economía digital gracias al Internet de las Cosas (IoT) y tecnologías como blockchain y stablescoin. No obstante aun queda desafios por resolver.
En los últimos años, los pagos electrónicos han tendido a disminuir su ticket promedio (valor), mientras que el volumen de transacción ha ido aumentando considerablemente . Sin embargo, hasta hace poco, los pagos muy pequeños (micropagos) representaban un desafío.
Los micropagos han sido durante mucho tiempo un tema recurrente en los debates sobre el «futuro del dinero». El término suele referirse a pagos inferiores a un dólar, y en países de Latinoamérica es menor incluso. Sin embargo, su despegue ha sido un enorme desafio, principalmente porque los costos de transacción los hacen prohibitivamente caros.
Micropago: Transferencia de fondos en línea, móvil o iniciada por máquina, con un valor inferior a 1 dólar, para la compra de bienes o servicios digitales con entrega inmediata.

En teoría, existen soluciones alternativas. Los clientes pueden financiar una billetera digital en una red de circuito cerrado para evitar los costos de transacción al realizar pagos en la plataforma. O bien, las plataformas pueden agrupar muchos micropagos en menos transacciones, más grandes y económicamente viables. Sin embargo, estas soluciones son difíciles de escalar, y la adopción de los micropagos ha sido limitada.
Sin embargo, recientemente esto ha empezado a cambiar. Los sistemas de pago de cuenta a cuenta (A2A) permiten enviar pequeñas cantidades de dinero de forma asequible gracias a sus bajas comisiones. Por ejemplo, el Banco Central de Brasil procesa seis mil millones de transacciones al mes en su plataforma Pix, muchas de ellas por un solo céntimo. Curiosamente, esto suele tener un propósito imprevisto. Dado que se pueden adjuntar mensajes a las transacciones Pix, la gente lo usa como canal de comunicación informal. Desde propuestas de matrimonio hasta insultos, se han enviado a través de Pix de un céntimo.
Las microtransacciones también podrían generar nuevas oportunidades para las empresas, generalmente mediante modelos «a la carta» para acceder a recursos, contenidos o servicios. Los medios de comunicación podrían ofrecer a los lectores una alternativa a una suscripción costosa: simplemente realizar un micropago por cada artículo que deseen leer. Los sitios web podrían ofrecer la eliminación de anuncios intrusivos a cambio de un micropago. O considere las organizaciones benéficas: la posibilidad de realizar pequeñas donaciones periódicas, quizás como parte del redondeo del valor de una compra, podría generar nuevas y valiosas fuentes de ingresos.
Sin embargo, justo cuando pensábamos que el problema estaba resuelto, surgió un nuevo caso de uso que podría requerir una solución completamente nueva: los agentes de IA. En términos generales, un agente es un modelo de IA que puede usar herramientas digitales para lograr un objetivo determinado. Imagine que quiere organizar un viaje de negocios. Podría explicarle sus necesidades a un agente de IA, quien realizaría su propia investigación para crear un itinerario e incluso realizar las reservas. O tal vez podría pedirle que completara una tarea de investigación compleja que, de otro modo, le habría llevado un mes. Todos estos son casos de uso que, según los líderes en el ámbito de la IA, están por venir.
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Para lograr sus objetivos, los agentes podrían necesitar acceso único a APIs bloqueadas o fuentes de datos premium. También podrían necesitar acceso a modelos especializados de aprendizaje automático, quizás para mejorar capacidades como la negociación de precios. Parece razonable pensar que los agentes tendrán que pagar para acceder a estas funciones. Sin embargo, esto presenta un nuevo desafío. Un agente podría necesitar hacer ping a cualquier número de APIs y modelos para lograr algo. Algunos imaginan que podríamos tener miles de agentes trabajando en conjunto para resolver problemas más complejos, lo que significa que esos pings se acumularán rápidamente. No es realista contratar suscripciones para todos estos servicios, ya que se volverían demasiado caros rápidamente, especialmente porque un recurso podría necesitarse solo una vez. En cambio, los analistas imaginan un mundo donde los agentes pagan por uso. Y que la economía dictará que estos pagos se realizarán en forma de micropagos muy pequeños, quizás una fracción de centavo. Llamémoslos nanopagos. El problema es que incluso las bajas tarifas asociadas con los rieles A2A probablemente sean demasiado altas para que los nanopagos sean económicamente viables. Y, por supuesto, el A2A no está disponible en todas partes.
¿Cómo podríamos resolver este problema? La comunidad de capital de riesgo postula que el Blockchain, en particular los stablescoin, podría resultar eficaz. Las transacciones con stablescoin pueden completarse a un coste excepcionalmente bajo. Además, son un buen medio para pagar servicios ubicados potencialmente en cualquier parte del mundo, ya que evitan los canales de pago convencionales y, por lo tanto, no incurren en comisiones por conversión de moneda ni por pagos internacionales. Otra alternativa son las Moneda Digital del Banco Central (CBDC) que podría facilitar micropagos seguros y de bajo coste.
La idea de que los bots intercambien valor continuamente por servicios que ahora mismo no podemos imaginar se está generalizando. Las fintech ya están consiguiendo financiación de riesgo para construir redes de pago específicas para que los bots realicen transacciones autónomas con monedas estables. 5 Si este futuro se concreta, generará nuevas preocupaciones para los profesionales de los pagos. Por ejemplo, los tesoreros, para quienes será importante optimizar la liquidez ante pagos de gran volumen y bajo valor, también deberán considerar la mejor manera de integrar las monedas estables en sus sistemas de tesorería. Como con todo lo relacionado con la IA, hay un consejo en el que se puede confiar, independientemente de cómo se desarrollen los acontecimientos: seguir de cerca el mercado y estar preparados para actuar con rapidez.