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El nuevo consumidor peruano: racional, emocional y socialmente consciente

Publicado por
Bethania García Briceño

En medio de un clima de incertidumbre económica e institucional, los hábitos de consumo en Perú han dado un giro significativo. El ciudadano peruano de 2025 ya no compra solo por necesidad o precio: ahora exige coherencia, propósito y responsabilidad social. Así lo revela la XI Ola del estudio “1000 Peruanos Dicen”, realizado por Omnicom Media Group (OMG) en junio de este año.

Con 53% de la población convencida de que el país no progresa y apenas un 19% que percibe mejoras, el pesimismo se ha instalado como parte del panorama cotidiano. Sin embargo, lejos de caer en la resignación, los peruanos han optado por adaptarse. Han ajustado sus prioridades, desarrollado estrategias financieras más prudentes y elevado sus exigencias hacia las marcas.

El ahorro, aunque limitado, sigue siendo una herramienta clave. Muchos prefieren usar sus propios recursos antes que endeudarse, y un 30% ni siquiera tiene historial crediticio. A pesar de las dificultades, los planes personales siguen en pie: emprender (35%), mejorar la calidad de vida (33%) y tomar vacaciones (28%) son los objetivos más comunes.

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La canasta básica sigue siendo el centro de las decisiones de compra. Alimentos perecibles y no perecibles lideran las preferencias, seguidos por artículos de primera necesidad. Pero el consumidor peruano ya no se guía solo por el precio: ahora evalúa el tamaño del empaque, la presencia de ingredientes orgánicos, las marcas blancas y la disponibilidad en tiendas de bajo costo.

Las promociones y descuentos siguen siendo importantes, pero han dejado de ser el único factor decisivo. El consumidor busca valor agregado, coherencia y compromiso social.

Las marcas ya no pueden permanecer neutrales. En un país donde solo el 15% considera que se vive en una democracia plena y el 60% cree que es parcial, el silencio corporativo en temas relevantes es cada vez menos tolerado. Las empresas que promueven mensajes positivos, se involucran en causas sociales y se pronuncian sobre salud, medio ambiente o inclusión reciben mayor respaldo.

De hecho, las empresas privadas (55%) y familiares (53%) son ahora las instituciones mejor valoradas por su aporte a la calidad de vida. Las marcas han comenzado a ser vistas como nuevos actores de liderazgo social.

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La percepción de desigualdad en el acceso a justicia, salud y oportunidades ha moldeado a un consumidor más emocional y consciente. Comprar ya no es solo una transacción: es una forma de expresar valores, apoyar causas y tomar posición.

Las campañas publicitarias más efectivas son aquellas que comunican con empatía, transparencia y compromiso real. El contenido con sentido —que habla de sostenibilidad, bienestar o mejora colectiva— tiene mayor impacto que el simple beneficio económico.

El nuevo escenario exige a las marcas trabajar en cuatro frentes: mensajes con impacto positivo, acciones alineadas con sus valores, escucha activa y adaptación constante. Aunque el comercio digital se ha estabilizado, la compra online sigue siendo relevante, lo que obliga a integrar coherencia entre los canales virtuales y físicos.

En cuanto a medios, las redes sociales, el video online y la televisión nacional siguen dominando, pero la radio, el streaming, la televisión por cable y la prensa digital han ganado terreno, diversificando el ecosistema informativo.

El consumidor peruano de 2025 es más exigente, más informado y más consciente. Para las marcas, esto representa un desafío, pero también una oportunidad: conectar con un público que busca algo más que productos, busca propósito.

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Esta publicación fue modificada por última vez el agosto 6, 2025 9:03 am

Bethania García Briceño

Licenciada en Comunicación Social, especializada en el área de Comunicaciones Corporativas y Periodismo. Además, un diplomado de Libertad Expresión auspiciado por la UCAB y la SIP. Cinco años en el periodismo y cuatro en marketing digital.

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Bethania García Briceño