Durante el periodo de emergencia y las restricciones de movilidad que atravesamos en muchos países de la región, la tecnología y la rápida y obligatoria digitalización de algunos procesos que eran presenciales o físicos, colaboraron para que los negocios no se detengan.
Muchos negocios requieren día a día de firmar acuerdos, cerrar contratos con clientes, proveedores o incluso contratar nuevo personal. Entonces, ¿Cómo hicieron las empresas del Perú y Latinoamérica para continuar con esta actividad que tradicionalmente requería de papel, tinta y estar todos en el mismo lugar?, la respuesta está en la adopción de tecnologías de firmas electrónicas.
En Latinoamérica pre-pandémica se firmaban documentos mayoritariamente de manera física. Ir de aquí y allá para conseguir las firmas de los gerentes, mover los documentos de un lado a otro de la ciudad y si el papel se estropeaba, volver a empezar. En países como Estados Unidos y Canadá, incluso antes de la pandemia, identificaron que este proceso físico para la firma de documentos era innecesario y podría ser fácilmente reemplazado por firmas electrónicas y a raíz de ello, nace DocuSign, que se convirtió en la mayor empresa mundial de firmas electrónicas avanzadas. Lo anecdótico de la adopción de esta tecnología en estos países, es que no poseen leyes o regulaciones de firmas electrónicas, como si existen en Perú, Colombia, Ecuador, Brasil y otros países de nuestra región. En Norteamérica las propias empresas proveedoras de esta tecnología se auto-regularon para brindar servicios de firmas electrónicas seguras, con mejores evidencias y medios probatorios electrónicos, pero una de las consecuencias de firmar electrónicamente sin ningún antecedente a DocuSign, es que esta empresa puso las “reglas del juego” y así, el mercado y las empresas se adaptaron a la manera en que “debían” de firmar los documentos en su plataforma; alguien tenía que marcar la pauta.
En nuestro país y con una pandemia propiciando que se den más restricciones de movilidad, limitando el uso del papel para firmar documentos por el temor de que éstos, sean transmisores del virus; empresas como Docusign o incluso Adobe Sign, que podrían haber ayudado a las empresas nacionales, realmente hicieron poco para atender la demanda local; tal vez por falta de experiencia con la regulación o quizás por estar concentrados en atender a sus mercados prioritarios en Estados Unidos, Canadá y Europa.
Mientras tanto, los negocios locales tenían una imparable necesidad de formalizar sus acuerdos y ante ello emerge Intellisign, una empresa peruana de bajo perfil, pero con muchos años de experiencia en firma electrónica de documentos.
Intellisign nace como la alternativa no solo peruana sino latinoamericana para competir frente a frente con DocuSign, pero Intellisign lleva una gran ventaja, nació en Latinoamérica y está compuesta por abogados peruanos, ecuatorianos, colombianos y brasileños especialistas en cumplimiento normativo y regulaciones de firmas de documentos entre privados, es decir conoce muy bien cómo aplicar firmas en cada país que atiende.
Intellisign propone además que no hay necesidad de cambiar el proceso con el cual firmabas tus documentos, por el contrario, proponen adaptarse a tu proceso de firmas, haciendo posible que los sigas firmando como hasta ahora: con vistos buenos en cada hoja, con firmas acompañados de sellos, con firmas delegadas de un área a otra, con la rúbrica apareciendo en una determinada hoja o posición específica, et
Intellisign apuesta por la seguridad, teniéndola como eje importante de valor agregado y servicios, por ello quizás se trate de la plataforma comercial de software con más auditorías realizadas en este año, ya que cada trimestre es evaluada por especialistas en Penetration Test y Ethical Hacking en los países en los que opera.
Finalmente, Intellisign no ha tardado mucho en ser el referente de la firma electrónica regional y apunta a que en los próximos meses escucharemos más de esta plataforma y sus casos de éxito y con seguridad ganando terreno a empresas como DocuSign.
