En plena carrera por innovar en sistemas de pago, gigantes del comercio minorista como Amazon y Walmart estarían considerando emitir sus propias stablecoins, criptomonedas ancladas a activos como el dólar, según reportes de The Wall Street Journal. Si bien ninguna de las compañías ha confirmado oficialmente el proyecto, el debate crece mientras avanza en EE. UU. una ley que podría allanar el camino regulatorio: la llamada Ley GENIUS.
Estas monedas, a diferencia de criptodivisas volátiles como el Bitcoin, buscan estabilidad y podrían facilitar pagos instantáneos, reducir costos y fomentar programas de fidelización más dinámicos. Plataformas como Shopify ya han adoptado esta tecnología y permiten pagos con la stablecoins USDC.
Expertos citados por Modern Retail destacan que estas monedas eliminarían intermediarios como bancos o emisores de tarjetas, acelerando las transferencias y abriendo la puerta a recompensas interoperables entre empresas. Incluso, en un futuro podrían transformar servicios financieros desde una estructura abierta y descentralizada.
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Sin embargo, las críticas no se hacen esperar. Aún no existe un marco legal consolidado, y eventos como la crisis de FTX alimentan la desconfianza sobre la estabilidad y transparencia de estas monedas. Además, analistas advierten que el atractivo real de estas iniciativas se limita a consumidores familiarizados con criptoactivos, por lo que su impacto masivo aún es incierto.
Desde una perspectiva latinoamericana, la adopción de stablecoins por parte de grandes minoristas podría plantear una disrupción significativa, sobre todo en países con sistemas bancarios menos inclusivos. En mercados como el peruano, donde aún existe una alta informalidad financiera, estas tecnologías podrían facilitar el acceso a pagos digitales. No obstante, también se abre un nuevo frente regulatorio que los gobiernos deberán abordar con rapidez y claridad.
Para los consumidores peruanos, el éxito o fracaso de estas monedas estará ligado no solo a la facilidad de uso, sino también a los incentivos que las plataformas ofrezcan. Si estas stablecoins permiten acceder a descuentos exclusivos, programas de puntos o interoperabilidad entre comercios, podrían generar adopción más allá del nicho cripto y convertirse en una herramienta cotidiana de pago.