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El historial económico influye más que el salario para la estabilidad financiera

Cada vez más estadounidenses viven al día, pero no necesariamente en condiciones de pobreza extrema. Un nuevo informe de PYMNTS Intelligence revela que el fenómeno de vivir de sueldo a sueldo se ha expandido entre sectores de ingresos medios, adultos mayores y habitantes de zonas rurales y suburbanas, configurando una nueva fragilidad financiera que va más allá de los indicadores tradicionales de pobreza.

Entre junio y julio de 2025, la proporción de consumidores que agotan sus ingresos mensuales aumentó tres puntos porcentuales. Lo más llamativo es que este incremento no proviene de quienes enfrentan dificultades para pagar sus cuentas, sino de personas que, aunque logran cubrir sus gastos básicos, carecen de una red de seguridad financiera o de capacidad para realizar compras discrecionales.

El estudio, basado en una encuesta a más de 2.100 consumidores, muestra que el 95 % de los encuestados utiliza herramientas para gestionar sus finanzas, pero solo el 21 % se siente preparado para aplicar estrategias que les permitan salir de esta situación. La mayoría reconoce que podría mejorar su situación modificando sus hábitos de consumo, aunque el camino más directo sigue siendo el aumento de ingresos.

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Más allá del nivel de ingresos actual, el historial financiero de cada persona influye en cómo percibe su situación económica. El 53 % de quienes viven al día ha tenido ahorros en algún momento de su vida adulta, y casi tres de cada cuatro de los que creen poder salir de esta situación han experimentado previamente estabilidad financiera.

Por el contrario, entre quienes no ven salida, uno de cada dos ha vivido siempre en este estilo de vida. Esto sugiere que haber conocido la estabilidad financiera puede aumentar la confianza para recuperarla, mientras que quienes nunca la han tenido enfrentan mayores barreras psicológicas y estructurales.

El informe identifica que el 29 % de quienes hoy viven al día perdieron su red de seguridad financiera antes de julio de 2020, coincidiendo con el inicio de la pandemia de COVID-19. Otro grupo similar comenzó a vivir así hace menos de un año, lo que podría reflejar el impacto del aumento del costo de vida, incluso en un contexto de crecimiento salarial.

Sorprendentemente, los consumidores de mayores ingresos que antes gozaban de estabilidad son los más propensos a haber adoptado recientemente este estilo de vida. En contraste, los baby boomers que viven al día lo hacen desde hace más de cinco años, mientras que millennials y generación Z han comenzado a hacerlo en los últimos dos.

Cuatro perfiles de vulnerabilidad financiera

De acuerdo con la agencia PYMNTS Intelligence, los consumidores se pueden clasificar dependiendo de lo que viven de sueldo a sueldo en cuatro perfiles:

  • Deslizadores de estilo de vida (17 %): han tenido estabilidad financiera y podrían recuperarla ajustando sus gastos.
  • Posibles fugitivos (5.4 %): siempre han vivido al día, pero ven una salida mediante cambios en el consumo.
  • Desplazamiento atascado (12 %): no siempre vivieron así, pero ahora no ven cómo salir.
  • Crónicamente restringidos (14 %): nunca han tenido estabilidad financiera y no creen que puedan alcanzarla.

Los más desmoralizados no son necesariamente los que siempre han vivido al día, sino quienes recuerdan tiempos mejores pero no logran salir de su situación actual. En cambio, quienes ven una salida tienden a sentirse más seguros y optimistas.

Aunque el aumento de ingresos es la vía más común para escapar del estilo de vida de sueldo a sueldo —citada por dos de cada tres consumidores que lograron estabilidad— no es la única. También se mencionan factores como el pago de deudas, el acceso a mejores empleos, una gestión financiera más cuidadosa y el apoyo familiar o estatal.

Los consumidores con ingresos familiares superiores a los 90.000 dólares anuales tienen más probabilidades de vivir al día por elección que por necesidad. Sin embargo, incluso en estos casos, la falta de planificación puede convertir una decisión en una trampa.

El informe concluye que vivir al día no es una condición estática, sino una experiencia dinámica que depende de múltiples factores: ingresos, historia financiera, decisiones personales y contexto económico. La clave para salir de esta situación no está solo en ganar más, sino en construir hábitos financieros sostenibles y contar con redes de apoyo que permitan enfrentar los imprevistos sin caer en la vulnerabilidad.

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Bethania García Briceño
Bethania García Briceño
Licenciada en Comunicación Social, especializada en el área de Comunicaciones Corporativas y Periodismo. Además, un diplomado de Libertad Expresión auspiciado por la UCAB y la SIP. Cinco años en el periodismo y cuatro en marketing digital.

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