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Guerras de precios en China: ¿beneficio para el consumidor o riesgo sistémico?

Las guerras de precios que se intensifican en sectores clave de la economía china —desde la industria automotriz hasta el comercio electrónico y los paneles solares— están generando un efecto contradictorio: mientras los consumidores acceden a ofertas cada vez más agresivas, los riesgos para la calidad, el empleo y la estabilidad económica se multiplican.

Impulsadas por una demanda interna debilitada tras la pandemia y la prolongada crisis inmobiliaria, las empresas chinas han recurrido a descuentos extremos y subsidios masivos para mantener su competitividad. En el sector automotor, fabricantes como XPeng y Lynk & Co ofrecen modelos con precios reducidos y características llamativas, como minineveras o sistemas de entretenimiento infantil, en un intento por captar compradores cada vez más sensibles al costo.

“Cuanto más compitan los fabricantes, mejor para los compradores”, afirma Li Kun, residente en Beijing. Pero no todos comparten el entusiasmo. Otros consumidores, como Yu Peng, advierten que la volatilidad de precios puede generar incertidumbre: “Como consumidor, solo puedes aceptarlo con calma”, dice, citando el dicho chino: “Compra con antelación, disfruta con antelación”.

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La competencia feroz tiene costos ocultos. Algunos compradores han reportado problemas de seguridad y fallas en funciones de conducción asistida, mientras que medios estatales y publicaciones del Partido Comunista han comenzado a criticar abiertamente la tendencia. Un artículo reciente de Qiushi advirtió que la carrera por precios bajos podría comprometer la calidad de los productos y perjudicar a largo plazo tanto a consumidores como a la economía nacional.

El gobierno chino ha respondido con promesas de regulación más estricta, buscando redirigir la competencia hacia la innovación tecnológica y la calidad, en lugar de una simple reducción de precios.

Impacto global

Las consecuencias de esta dinámica no se limitan a China. En Europa, los vehículos eléctricos chinos han comenzado a llenar el vacío dejado por marcas locales de crecimiento lento, ofreciendo mayor autonomía o software más avanzado a precios competitivos. Sin embargo, el auge de estas marcas también ha generado tensiones políticas y económicas.

Julia Poliscanova, directora sénior del grupo Transporte y Medio Ambiente, señala que los consumidores europeos valoran la calidad, pero también se preocupan por el impacto en el empleo local. “Solo quieren asegurarse de que esto no implique que su vecino pierda el trabajo”, afirma.

Fabricantes como Ford y Volvo Cars han anunciado recortes de personal en Europa, en parte como respuesta a la presión ejercida por sus competidores chinos. Mientras tanto, algunos gobiernos europeos negocian aranceles y condiciones para incentivar la localización de cadenas de suministro, siguiendo el modelo de las marcas japonesas y coreanas en décadas pasadas.

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Bethania García Briceño
Bethania García Briceño
Licenciada en Comunicación Social, especializada en el área de Comunicaciones Corporativas y Periodismo. Además, un diplomado de Libertad Expresión auspiciado por la UCAB y la SIP. Cinco años en el periodismo y cuatro en marketing digital.

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