Las pequeñas y medianas empresas enfrentan un desafío silencioso pero crítico: los errores en el procesamiento de pagos están afectando directamente sus ingresos y su capacidad de fidelizar clientes. Según Visa, el 41 % de las pymes a nivel global reportaron fallos en su última transacción minorista, una cifra que duplica la incidencia registrada en grandes comercios.
Jacob Muff, director senior de Authorize.net en Visa, advierte que estos errores no suelen ser responsabilidad del consumidor, sino de la infraestructura de pago del propio comercio. “Las empresas están dejando ventas sobre la mesa”, afirmó durante la serie Visa Acceptance Solutions, centrada en el auge del comprador móvil.
Uno de los principales focos de fricción es la persistencia del ingreso manual de datos por parte del cliente. Más de un tercio de los compradores en línea aún deben introducir su información de pago cada vez que compran en una pyme, lo que incrementa el abandono de carritos y reduce la conversión. En contraste, los consumidores esperan experiencias ágiles, similares a las que ofrecen los grandes minoristas.
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La solución, según Visa, pasa por adoptar credenciales de pago almacenadas, biometría y opciones como el modelo “compra ahora y paga después” (BNPL). Estas herramientas, antes reservadas a grandes empresas, hoy están al alcance de negocios más pequeños gracias a alianzas estratégicas con proveedores tecnológicos.
Muff subraya que la opcionalidad en los métodos de pago es clave: más de la mitad de los consumidores afirman que contar con su opción preferida influye directamente en su decisión de compra. Por ello, almacenar de forma segura los datos del cliente y facilitar su uso en futuras transacciones se convierte en un motor de fidelización.
Visa destaca que la inversión en infraestructura de pagos ya no es opcional. Las pymes que incorporan soluciones como biometría y tarjetas registradas pueden competir en igualdad de condiciones, ofreciendo una experiencia de compra eficiente tanto en línea como en tienda física.
En un entorno donde la experiencia del usuario define la lealtad, las pymes que evolucionan sus sistemas de pago no solo reducen fricciones, sino que aseguran su sostenibilidad comercial.